Salgo de casa apresurado, sin especial motivo, créeme, pero cuando decido romper la barrera y entrar definitivamente en la calle, surge la urgencia de no perderme un minuto de lo que pueda estar pasando ahí fuera.
Antes de abrir la puerta, sin embargo, son preceptivos unos segundos de revisión ante el espejo del recibidor. Especialmente hoy, que he cambiado el habitual Stetson Fedora –desde que casi se te carga el melanoma siempre uso sombrero- por un Cavanagh, que tiene las alas algo más estrechas, y no me termina de convencer.
Recuerdo casi todos los días, en este momento, uno de los pocos consejos que me ha dado mi padre.
Yo casi siempre tenía éxito en el baile – me decía-, y no porque fuera más guapo que mis amigos, sino simplemente porque sabía cuáles eran las chicas que estaban a mi alcance. Algunos de mis compañeros de conquista, intentaban “sacar a bailar” a mujeres que les superaban en todo, incluso en altura. Y, es que antes de salir de casa, -y ahí viene el consejo- uno debe mirarse bien al espejo, y darse cuenta de cuál es su altura y planta, pero al mismo tiempo, e igual de importante, echar una mano a la cartera para comprobar de cuanto disponemos. Así sabremos a que chica podemos intentar conquistar.
¿Qué te parece?, actualmente puede sonar muy anticuado, porque lo de “conquistar” debe ser machista, y lo del dinero… ya no le importa a la pareja. Pero si trasladamos el tema de mirarse detenidamente al espejo a otros campos, como el de la hípica, por ejemplo, sería de gran utilidad.
Ves personas afrontar concursos hípicos para los que nos están en absoluto preparados y en cambio nadie se atreve a decirles a la cara lo que muchos han murmurado en la grada.
Llega el jinete, sudoroso, cerveza fría en mano –lo mejor sin duda de un recorrido de salto es la cerveza de después-, se sienta a tu lado y te pregunta:
-¿Me has visto? ¿Qué tal?
-Bien. Lástima que en el tres igual habéis llegado un poco cerca y la yegua ha tenido que cubrir con dificultad y ahí la distancia… ya no ha sido fácil… pero pronto ha ido recuperando y los otros dos han sido pequeños toques que podía pasar a cualquiera… y…, bien, bien.
– Insiste- La yegua ha mejorado mucho ¿no?. Me llegó fatal. La estoy trabajando siempre con alemanas y poco a poco va entendiendo pero…
-Sí, sí ha mejorado mucho. Se nota tu trabajo.
Cuando en realidad, si no te importara perder a tu amigo, le dirías , “¡Déjate de milongas. Bájate de prueba y toma clases!”.
Así pues, no confíes nunca en que un amigo, sobre todo si es educado, te haga de espejo. Mejor analízate tú. Aunque…, también te digo, en un país en le que Pedro Sanchez se cree que tiene talla de presidente de gobierno, ¡cualquiera se baja de prueba!
- Cap 105 – Sin caballos no hay paraíso
- Cap 104 – Sexo y Diversión
- Cap 103 – Los marcianos deben existir
- Cap 102 – Los argentinos son los mejores
- Cap 101 – Lo que nos hace seguir en la pelea
- Cap 100 – El Regreso
- Cap 99 – Menú navideño
- Cap 98 – Guardarme el cortijo
- Cap 97 – Tarde de rejones
- Cap 96 – Hoy me caso con mi mejor amigo…